La historia de la familia Tirado Ortega es, ante todo, una historia de arraigo, oficio y perseverancia. Durante más de cien años, cuatro generaciones han mantenido viva la pasión por el arte de la destilación, elaborando bebidas espirituosas que forman parte del paisaje emocional de Jaén y de su memoria colectiva. Orgullo jiennense —y jiennato, como con cariño se dice— que se transmite de padres a hijos junto al perfume del anís, el rumor de los alambiques y el respeto por lo bien hecho.

Los orígenes (c. 1902): Anís La Magdalena

Aproximadamente en 1902, Doña Juana Ortega Ramiro y Don Esteban Tirado Carrillo dieron el primer paso de esta saga al crear el Anís La Magdalena en el desaparecido Palacio de los Uribe, propiedad de Doña Juana Ortega. Aquel enclave, cargado de historia y encanto, fue el escenario en el que se afinaron las primeras fórmulas, se domó el fuego y se aprendieron los tiempos exactos para lograr un destilado limpio, aromático y equilibrado. No era solo una bebida: era la expresión líquida de una tierra, de su carácter y de su gente.

Una nueva etapa (1960): Anís Castillo de Jaén y Destilerías Santo Reino

En 1960, tras el fallecimiento de sus padres, Ángel Tirado Ortega —hijo de Doña Juana y Don Esteban— tomó el testigo y abrió una etapa decisiva. Desde el barrio de Peñafecit, en la calle Avda. Barcelona, fundó la marca Anís Castillo de Jaén y la casa Destilerías Santo Reino. Con visión y empuje, consolidó el saber heredado y lo adaptó a los nuevos tiempos, manteniendo el espíritu artesanal que distinguía a la familia, pero dotándolo de un pulso empresarial que permitió llegar a más hogares sin perder personalidad.

En los años 80, se inauguraron las instalaciones en el Polígono de los Olivares en Calle Huema 23 y Escañuela 1 de Jaén

Reconocimientos al trabajo bien hecho

La trayectoria de la saga no tardó en recibir el aplauso de su entorno. En 2003, llegó el Reconocimiento de Empresas jienenses, un gesto de respeto de la provincia hacia una familia que ha contribuido a su identidad gastronómica y cultural. En 2006, se sumó la Medalla de Oro al Trabajo, un hito que honra décadas de esfuerzo, constancia y compromiso con la calidad.

2024: nace una nueva era

Fieles a la esencia que los hizo grandes y continuando la fabricación de sus productos más conocidos, “Castillo de Jaén”, la cuarta generación abre en 2024 un capítulo ilusionante con el lanzamiento de efeméro. Esta marca nace desde el taller y la memoria, con elaboración artesanal, pero con la mirada puesta en la innovación: nuevos formatos, propuestas contemporáneas y una sensibilidad creativa que dialoga con el paladar actual sin renunciar al legado. Es el equilibrio entre tradición y vanguardia, entre la paciencia del cobre y la curiosidad por seguir explorando.

Un oficio, una familia, una tierra

Destilar es conocer el tiempo, escuchar los aromas, aprender de cada detalle. Por eso, la familia Tirado Ortega no entiende su trabajo sin el respeto a la materia prima, la exigencia en cada proceso y el orgullo de representar a Jaén dentro y fuera de sus fronteras. Cada botella es un relato: del Palacio de los Uribe a Peñafecit, de La Magdalena a Castillo de Jaén y efeméro; un recorrido que atraviesa generaciones, costumbres y celebraciones.